viernes, 26 de marzo de 2010

domingo, 21 de marzo de 2010

¡Qué bonita bandera!

Leyendas urbanas: Los premios Stella Awards

Los Stella Awards son unos premios judiciales que se entregan anualmente en USA para poner en evidencia su ridículo sistema judicial.

Estos premios llevan el nombre de Stella Liebeck, la cual, en 1992, a la edad de 79 años, sufrió un accidente en un McDonald's al caérsele por encima el café, produciéndole Quemaduras de diversa consideración. Fue indemnizada con 2,9 millones de dólares. Desde entonces, en las tazas de café se advierte de que el contenido está muy caliente y de su peligro.

PREMIOS:

7º puesto: Kathleen Robertson de Texas fue indemnizada con 780000 dólares por un jurado tras romperse un tobillo después de tropezar y caerse por culpa de un niño que estaba corriendo en una tienda de cocinas. Los dueños de la tienda se sorprendieron al ser obligados a pagar dicha cantidad, más aún al saber que el niño que tan mal se había comportado era el hijo de la señora Robertson.

6º puesto: Carl Truman de Los Ángeles y de 19 años, ganó 74000 dólares más los gastos médicos cuando un conductor pasó por encima de su mano con el coche, un Honda Accord. Carl Truman no se dio cuenta de que había alguien al volante del coche cuando se puso a robarle los tapacubos.

5º puesto: Terrence Dickson, de Pennsylvania, estaba abandonando una casa después de robarla, y decidió salir por el garaje. No fue capaz de salir por la puerta del garaje porque estaba rota, y al intentar volver a la casa se dio cuenta de que la puerta que conectaba ambas estancias era de un único sentido y no podía salir o volver a la casa. La familia estaba de vacaciones, y el señor Dickson estuvo encerrado en el garaje durante 8 días. Para sobrevivir, lo hizo a base de Pepsi y un enorme saco de comida para perros que encontró.
Denunció al dueño de la casa por los daños morales sufridos en aquel incidente y el jurado accedió a situar la indemnización del propietario al ladrón en 500000 dólares.

4º puesto: Kara Walton de Claymont, Delawere, denunció con éxito al propietario de un Pub nocturno de la ciudad cuando ella se cayó desde la ventana del baño y se rompió los dientes contra el suelo. Esto ocurrió mientras la señorita Walton intentaba colarse por la ventana del baño de mujeres para no pagar su entrada de 3,50 dólares. El propietario tuvo que pagarle 12000 dólares y gastos dentales.

3º puesto: Un restaurante de Philadelphia tuvo que pagar 113500 dólares a Amber Carson, después de que resbalara con un refresco y se rompiera el coxis. Dicho líquido estaba en el suelo porque ella se lo había lanzado a su novio media hora antes durante una pelea.

2º puesto: Jerry Williams, de Arkansas, percibió 14500 dólares más los gastos médicos después de ser mordido en el culo por el perro de su vecino. El perro estaba encerrado en una jaula dentro del jardín de su propietario. La indemnización fue menor al percibir el jurado una cierta provocación en el hecho de que el señor Williams estuviera disparándole al perro desde arriba de la jaula con una pistola de bolas.

Campeón: Mr. Merv Grazinski, de Oklahoma City, en noviembre de 2000 se compró una caravana marca Winnebago, de las grandes (de las que son a la vez coche y caravana). En su primer viaje, estando en una autovía, seleccionó el dispositivo que fija una velocidad de crucero a 70 millas por hora (unos 120 Km/h) y se fue a la parte de atrás a prepararse un café, con la caravana en marcha a semejante velocidad. No sorprende el hecho de que el camión/caravana siguiera recto, tomara la tangente en la primera curva y colisionara. Mr. Grazinski, contrariado, denunció a Winnebago por no advertirle en el manual de uso de que el programador de velocidad no es un piloto automático que toma curvas, frena cuando es necesario e incluso detiene el vehículo si preciso fuere. Por ello, fue recompensado con 1750000 dólares más una nueva caravana. Actualmente, Winnebago advierte de tal circunstancia en sus manuales, para el caso de que algún otro imbécil compre uno de sus vehículos.

Después de esto... ¿A quién le sorprende que en el cuestionario que te dan en el avión cuando vas a los EEUU te pregunten si vas a cometer un delito o un acto terrorista?

El triple filtro


En la antigua Grecia (469 - 399 AC), Sócrates era un maestro reconocido por su sabiduría.
Un día, el gran filósofo se encontró con un conocido, que le dijo muy excitado:

- "Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos?"
- "Un momento" respondió Sócrates. "Antes de decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro".
- "¿Triple filtro?"
- "Eso es", continuó Sócrates. "Antes de contarme lo que sea sobre mí alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo que vayas a decirme. El primer filtro es el de la Verdad. ¿Estás completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?"
- "No, me acabo de enterar y..."
- "Bien", dijo Sócrates. "Así que no sabes si es cierto lo que quieres contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la Bondad. ¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno?"
- "No. Todo lo contrario..."
- "Con que" le interrumpió Sócrates, "quieres contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la Utilidad. ¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?"
- "No. No mucho."
- "Por lo tanto" concluyó Sócrates, "si lo que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo?".

Esto explica el porqué de la grandeza de Sócrates, y por qué se le tenía en tanta estima...
También explica por qué nunca se enteró de que Platón se tiraba a su mujer.

Jordi


Jordi está en el centro de Barcelona dando vueltas y más vueltas en un intento desesperado de aparcar su coche. Da una vuelta, espera, va un poco más lejos, espera, da otra vuelta...

Nada...
Desesperado, levanta la vista al cielo y dice: "Señor, si me encuentras un hueco para aparcar en cinco minutos, te prometo no volverte a hacer el vacío, comer todos los días butifarra, ser un buen catalán que visitará Montserrat todos los meses rezando en catalán con el abad, y el día de San Jordi y todas las fiestas y...¡Qué coño! ¡hasta daría limosna a los pobres!".
Entonces, de forma milagrosa, queda libre una plaza de parking justo delante de su coche. Jordi, emocionado, mira al cielo y dice:
"¡¡Señor, Oh Señor!! ¡No busques más que ya he encontrado yo una!!"