lunes, 11 de mayo de 2009

El cartero se jubila


Después de 35 años de servicio repartiendo la correspondencia a diario en el mismo barrio, llegó el último día de trabajo para Juan, el cartero, antes de su jubilación.
Comenzó su último recorrido por la primera casa de siempre, y salió la familia entera a su encuentro, recibiéndolo con aplausos y felicitaciones. En la segunda casa le regalaron una caja de puros con dedicatoria. La familia de la tercera dirección le obsequió con un completísimo conjunto de utensilios de pesca, su afición favorita. Y así siguió su reparto, despidiéndose de tantas y tantas personas conocidas que le estimaban y con las que había compartido tantas vivencias de todo tipo, hasta que llegó a la última casa de la manzana donde lo esperaba María, la joven y hermosísima dueña, con un camisón negro transparente.
Ella le cogió de la mano, lo metió dentro, cerró la puerta, subió con él lentamente las escaleras que llevaban a su dormitorio y lo sentó en la cama.
Con música de fondo de Barry White y Quincy Jones, le obsequió con un sensual streptease y luego le hizo el amor apasionada y desenfrenadamente. Después de las dos mejores horas de sexo que Juan había experimentado jamás, bajaron las escaleras dirigiéndose a la cocina, donde ella le preparó un exquisito desayuno con tostadas, fruta, bollería y café.
Cuando Juan terminó de comer y cogió la taza de café, vio que bajo ésta había un billete de 10 euros:
- No tengo palabras para describir lo maravilloso que ha sido todo, pero.. ¿para qué son los 10 euros?
- Bueno, es que anoche le comenté a mi marido que hoy sería tu último día y que debíamos hacer algo especial para ti, y mi marido dijo: ¡Dale 10 euros y que le follen!.
El desayuno ha sido idea mía.

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