domingo, 23 de agosto de 2009

San Alberto Magno y el sexo


En la Edad Media, la Iglesia incluso dictada cómo se suponía que tenían que ser las relaciones sexuales en lo referente a las posiciones a la hora de practicarlo.
Todo lo que no fuera la "posición de misionero", por ejemplo, se consideraba anormal y, por lo tanto, un pecado, según la Iglesia. La mujer encima del hombre o practicar el sexo estando el hombre detrás de la mujer no estaba permitido por la Iglesia porque iba en contra del orden natural de las funciones de hombres y mujeres. El sexo anal y el sexo oral eran y son considerados como pecado porque su práctica es única y exclusivamente por placer, no para la procreación, que para la Iglesia es el único propósito de las relaciones sexuales.

Los castigos para los que practicaban el sexo en posiciones que se consideraban "desviadas" llegaban a ser muy duras: tres años de penitencia para la mujer si hacia el amor encontrándose sobre el hombre. Las penas para el sexo oral o si era el hombre quién lo hacia detrás de la mujer, suponían penitencias y mayores.

Alberto Magno determinó cinco posiciones sexuales y las clasificó de la más a la menos aceptable:
1) El misionero,
2) de lado,
3) sentados,
4) de pie y
5) por detrás.
Alberto Magno añadió que la postura del misionero era la única posición "natural". Las demás eran "moralmente cuestionables, pero no mortalmente pecaminosas". En determinadas situaciones, sin embargo, como la obesidad extrema, las otras posiciones podrían ser no sólo aceptables sino incluso prácticas

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